
Tal día como hoy, el 10 de julio de 1862, nació en Helsinki la pintora expresionista finlandesa Helene Schjerfbeck.
Hoy en día está considerada una de las artistas más prestigiosas y singulares de los Países Nórdicos.
Su lenguaje pictórico evolucionó radicalmente desde un naturalismo costumbrista característico de finales del siglo XIX, hasta llegar a una pintura experimental mucho más audaz y subjetiva, casi abstracta.
Su talento fue tan precoz que con sólo once años ingresó en la Escuela de Dibujo de la Finnish Art Society. Dado que su familia no tuvo muchos recursos, ella dependió siempre de becas institucionales y mecenas particulares para completar su formación.
En 1880 pudo viajar a París, donde estudió en la Académie Colarossi.
Más tarde, viajó a la Bretaña francesa en 1884 para visitar las colonias artísticas de Concarneau y Pont-Aven, donde se enriqueció con experiencias vitales que estimularon su desarrollo creativo.
En 1913 conoció al marchante de arte finlandés Gösta Stenman (1888-1947), quién le organizó numerosas exposiciones individuales en Malmö, Estocolmo, San Petersburgo o Copenhague, y posteriormente comenzó a pagarle un salario mensual por su trabajo.
Helene falleció a los 83 años el 23 de enero de 1946 en Saltsjöbaden, un balneario histórico situado en la costa sueca del Mar Báltico.
Su gran reconocimiento póstumo tuvo lugar en el año 2019 en la National Portrait Gallery de Londres, con una exposición retrospectiva donde se ensalzó su maestría en el género del autorretrato. En esta muestra se presentaron algunos de los 36 autorretratos que realizó a lo largo de su vida, en los que planteó un crudo análisis sobre el envejecimiento y la soledad, siendo los más impactantes los que ejecutó poco antes de morir.
La mayoría de sus obras se conservan en el Ateneum Art Museum de Helsinki, así como también en el Stockholm Moderna Museet en Suecia.











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