Tal día como hoy, el 30 de enero de 1874, nació en Moscú la escultora rusa Teresa Feodorowna Ries, en el seno de una familia judía.
Comenzó estudiando en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú, pero fue expulsada por cuestionar el criterio de un profesor.
Con 21 años se trasladó a Viena, donde expuso por primera vez en la Künstlerhaus Wien. Allí mostró su escultura “Bruja” (Hexe) 1895, en la que representó un desnudo femenino de una hechicera aseándose para la noche de Walpurgis. Esta pieza llamó la atención del Kaiser Francisco José I de Austria y a partir de entonces su prestigio fue en aumento, convirtiéndose en una artista muy apreciada.
Recibió numerosos encargos de arte público para diferentes instituciones vienesas y también ejecutó retratos para particulares, como un busto de Mark Twain (1835-1910) realizado durante los dos años que el escritor residió en Viena.
Teresa Ries participó en la Exposition Universelle de París en 1900 y en la Esposizione internazionale de Turín de 1911. Desde el año 1906, disfrutó de un estudio de trabajo dentro de las dependencias del Palais Liechtenstein, en Viena, gracias a la invitación personal del príncipe Aloys.
En 1938 fue obligada a abandonar su taller debido a las leyes antisemitas del partido nacionalsocialista y en 1942 emigró a Lugano, Suiza.
Allí murió a los 76 años en 1950.
Se conservan muy pocas piezas suyas, ya que muchas fueron dañadas en la Segunda Guerra Mundial y la mayoría las conocemos por las fotografías que ella incluyó en su autobiografía, Die Sprache des Steines (“La Lengua de Piedra”), publicada en 1928.
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