Tal día como hoy, el 14 de noviembre de 1930, nació en el pueblo de Great Thurlow (Suffolk) la escultora y grabadora británica Elisabeth Frink.
Fue hija de un militar y comenzó su formación a los 15 años en la desaparecida Guildford School of Art, actual University for Creative Arts del sur de Inglaterra.
Dos años más tarde ingresó en la Chelsea College of Arts de Londres.
Al terminar sus estudios allí, fue docente en esta escuela hasta el año 1960 y también impartió clases en la St Martin’s School of Art (London).
Elisabeth Frink consiguió una buena reputación enseguida y con sólo 22 años logró un considerable éxito comercial, cuando en 1952 la Tate Gallery adquirió por primera vez una de sus obras titulada “Bird”. Gracias a ello, se convirtió en una de las figuras más aclamadas dentro de la generación de escultores británicos de la postguerra.
Su obra se caracteriza por el simbolismo que otorga a los animales, asociándolos con las emociones humanas. Sus trabajos más conocidos son las esculturas de bronce que proyectó para espacios públicos, como en Yorkshire Sculpture Park (cerca de Wakefield), en el municipio de Tower Hamlets al este de Londres, en Liverpool Gardens, en las ruinas de la Abadía de Reading, frente a la Catedral de Salisbury, en Water Gardens (Harlow, Essex), en las ciudades de Dochester o Dublín, así como en Odette Sculpture Park de Windsor (Ontario/Canadá), el Museo de Bellas Artes de Montreal o el JFK Memorial en Dallas (Texas).
Además de haber sido galardonada con premios honoríficos en numerosas universidades del Reino Unido, en 1977 se convirtió en miembro de la Royal Academy y en 1982 fue distinguida como Dama del Imperio Británico.
Los libros que ilustró como grabadora fueron “Fábulas de Esopo” (1967), “Cuentos de Canterbury” (1971), “La Odisea” (1974) y la “Ilíada” (1975), conservados todos en la Tate Britain.
Murió en su casa de Dorset a los 62 años en 1993 como consecuencia de un cáncer.
