Tal día como hoy, el 10 de diciembre de 1884, nació la pintora Zinaida Serebriakova, de soltera Lanceray, cerca de la ciudad de Járkov, en la actual Ucrania.
Fue criada en el seno de una de las familias más cultas, artísticas y refinadas del Imperio Ruso: la familia Benois, de origen francés. Tuvo el privilegio de estudiar en la escuela de arte fundada por la Princesa Maria Tenisheva.
Más tarde, viajó a París en 1905 para continuar su formación en la Académie de la Grande Chaumière. Con el estallido de la Revolución de Octubre en 1917, su marido murió de tifus en una cárcel bolchevique y ella tuvo que hacerse cargo de sus cuatro hijos.
Fue una creadora extremadamente prolífica y su pintura se caracteriza por su sensualidad, destacando una pincelada cálida y vibrante. Los temas que abordó fueron los paisajes rurales protagonizados por campesinas locales, las escenas domésticas y el retrato, donde su talento brilló de manera excepcional.
En 1924 se trasladó a París y no pudo regresar a la Unión Soviética hasta 1965, cuando ya había cumplido 80 años. Fue con motivo de su gran exposición retrospectiva en Moscú, organizada gracias a la ayuda de una de sus hijas, donde expuso más de 250 obras y recibió grandes elogios de la crítica.
Dos años más tarde, sufrió un derrame cerebral en París y falleció el 19 de septiembre de 1967.
En las últimas décadas su trabajo se ha revalorizado de manera meteórica gracias al impulso e inversión de los coleccionistas de arte rusos.
Entre los museos que conservan sus cuadros se encuentra el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, el Museo Pushkin de Moscú, la Galería Estatal Tretyakov en Moscú, el Museo de Arte Ruso en Kiev (Ucrania), el Donetsk Art Museum (Ucrania), el Museo de arte de Nizhni en Nóvgorod (Rusia), el Yaroslavl Art Museum (Rusia) o el Museo de Bellas Artes de Rostov (Rusia).
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