Tal día como hoy, el 11 de abril de 1749, nació en París la gran pintora francesa Adélaïde Labille-Guiard.
Está considerada una de las mejores retratistas del siglo XVIII y su pintura comparte rasgos tanto de la estética Rococó, como del Neoclasicismo.
Nació en una familia numerosa de comerciantes burgueses, que regentaba una mercería en el barrio parisino de Saint-Eustache.
Fue discípula del pintor neoclásico François-André Vincent (1746-1816), profesor en la “Académie de Saint Luc”, gracias a quien fue admitida en esta academia en 1769 y con quien se casaría mucho tiempo después, tras divorciarse de su primer marido.
El 31 de mayo de 1783 se convirtió en miembro de la “Académie royale de peinture et de sculpture”, junto con la pintora Élisabeth Vigée Lebrun (1755-1842), con quien siempre se la comparó, ya que ambas trabajaron en la corte de Luis XVI. Mientras que Élisabeth Vigée Lebrun fue la favorita de la Reina Maria Antonieta, Adélaïde Labille-Guiard recibió el mecenazgo de la Princesa Adelaida de Francia, tía del rey.
Con el estallido de la Revolución Francesa, Adélaïde Labille-Guiard se convirtió en una persona sospechosa para el nuevo régimen, por lo que le obligaron a destruir algunos de sus retratos de aristócratas. Sin embargo, como sus ideas políticas no eran conservadoras, comenzó a retratar a los líderes de la Asssemblée Nationale, como Robespierre, y continuó exponiendo en el Salon parisino hasta el año 1800.
Murió a los 54 años en 1803.
Sus obras se conservan en el MET Museum de Nueva York, la National Gallery of Art de Washington D.C., el LACMA y el Getty Museum de Los Ángeles, el Museo del Louvre en París, el Palacio de Versalles o el Museo Nacional de Varsovia en Polonia.
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